Sorprendentemente, sí. Se puede vivir sin Facebook. En serio, se puede. El
primer paso para abandonar esta red social es hacerlo sin dudas. Después,
sobrevivir es una tarea difícil pero no imposible.
Las principales personas expertas en redes sociales, cualquier joven
nacido después de los 90, afirman que "si no estás en Facebook, no existes". Algo
así como el "pienso, luego existo" de un tal Descartes.
La tarea más complicada es volver a los ancestrales métodos de comunicación
de antaño como las llamadas telefónicas o los SMS. Y ni hablar de esos
retorcidos periódicos de papel que requieren un curso avanzado en papiroflexia
para poder ojearlos. Leer el periódico es un arte en peligro de extinción. Y es
que según un estudio del Routers Institute, el 57% de los españoles y españolas usuarios de Facebook utilizamos esta red social para leer las noticias. Por
ello la rehabilitación es lenta. El ser humano es un animal de costumbres y
cambiarlas no es tarea fácil pero no te rindas.
Una vez domines estas habilidades estás listo para enfrentarte al
caótico mundo de las relaciones humanas y retomar aquellas buenas
costumbres como charlar con tus padres, pareja o hijos mientras tomas el
desayuno. Siempre y cuando estén en tu lista de amigos. Puede parecer extraño
al principio pero créeme, te acostumbrarás. En tan solo unos meses seguro que
podréis llegar a tener una conversación de más de 140 caracteres. Y quizá acabes por dar me gusta y compartir a este tipo de relaciones que nos define como personas más allá de usuarios tras una pantalla.